¿Por qué debéis probarlo?
Porque este vino os enseñará lo que es un vino con marcada presencia de fruta que emana elegancia de principio a fin.
Nos ponemos el traje para hablar de este vino, difícil de describir justamente si nuestro interlocutor no lo está probando.
Para empezar, es un vino monovarietal (esto es elaborado con un solo tipo de uva) de la variedad autóctona mallorquina Callet. Eso ya nos llama la atención.
El color rojo guinda, oscuro y con un ribete (esto es el borde) violáceo es toda una declaración de intenciones. El vino nos dice que va cargado de fruta, pero que no nos detengamos ahí.
Y como todos los vinos honestos, cumple lo que promete. Aromas de grosellas y moras (tod@s sabemos como huelen esas frutas, meted la nariz y aspirad. No hace falta que las busquéis, os encontrarán ellas). Para las narices más osadas, intentad encontrar la vainilla y el tostado que nos regala el paso por barrica (12 meses).
El primer trago es un regalo para las papilas. Si imagináis lo que sería morder con la boca limpia una mora o grosella madura del tamaño de una manzana, eso es lo que os aportará el primer trago. ¿Lo imagináis demasiado dulce? No os preocupéis. La acidez del vino equilibrará eso y os hará salivar, de manera que querréis más. Esa caricia que notáis en la lengua, esa sensación de "qué bien, no la noto áspera como otras veces", eso es la sedosidad. Y esa es la guinda que hará del 4 Kilos uno de vuestros vinos favoritos. ¿Lo mejor? El final. El postgusto largo que os forzaréis a saborear una vez veáis que habéis apurado la botella.
"¿Cómo? ¿Ya lo acabamos?".
Sí. Eso pasará.
Marídalo con: perdiz rellena de panceta y sobrasada con coles / "¿Qué le regalamos a Verónica? Con un vino siempre aciertas con ella pero es que lo ha probado todo..."