¿Por qué debes probarlo?
Porque si existiera un monte Olimpo del cava, con 12 dioses embotellados que se hubieran ganado ser las adoradas referencias de ese producto, sin duda Kripta sería uno de los elegidos.
Es una de las pocas botellas que pueden ser disfrutadas ya antes de su descorche, debido a su exquisita presentación, emulando los envases en que antiguamente se guardaban los vinos en el Mediterráneo.
La elegancia, sutil complejidad y versatilidad de este cava son casi abrumadoras. La tríada Macabeo, Xarel·lo y Parellada se presenta de forma superlativa en este vino (sí, el cava es vino).
Brillante pajizo, de burbuja fina con evolución lenta, ofrece aromas en nariz que nos explican que no estamos ante un alocado jovencito que nos regala sus frutas frescas así como así (aunque conserva cierto carácter joven controlado que lo hace aún más interesante). La crianza larga de este cava le confiere aromas más serios, serenos, frutas maduras, tostados, vainilla, pastelería... Todo lo que puedes pedirle a un cava, Kripta lo entrega generosamente.
En boca déjate llevar por la cremosidad de la burbuja, y las promesas cumplidas de nariz: fruta blanca, la vainilla y tostados que vuelven en el post gusto, y una mantequilla que hace parecer que no debas ni tragar, ella le marca el camino al vino hacia tu garganta. Pura seda.
Sin afán de enjuiciar al lector, pero la capacidad de guarda y envejecimiento de este cava probablemente supere a la nuestra. Puede beberse ya porque a veces las ocasiones especiales nunca llegan, pero si aún así prefieres esperar, puedes hacerlo sin miedo; Kripta será tan o más generoso dentro de unos años que ahora.
Marídalo con: casi podríamos afirmar que Kripta marida con todo (es absolutamente versátil) y con nada (suficientemente complejo para tomarlo solo). Pero si nos pedís un plato, intentadlo con foie de oca / con la persona a la que más quieras en este mundo y que nunca te ha fallado. Comparte este elixir maravilloso solo con quien creas que se lo ha ganado.