¿Por qué debes probarlo?
Porque la fermentación en barrica del albariño, si se hace bien, obra maravillas que luego se embotellan y pueden beberse.
Imagina compaginar la frescura y la parte más floral del albariño con toda la estructura, serenidad y complejidad que puede aportarle la madera usada y las lñias finas.
En este vino encontrarás todo ello en un uno compacto, redondo y equilibrado, que además mejorará en botella a medida que lo guardes (si te resistes a descorcharlo en el momento en que lo adquieras). Vale lo que cuesta.
Marídalo con: guiso de lamprea / aquellos (que los hay) que opinan que albariño y roble es mala pareja